sábado, 2 de octubre de 2010

Reseña de mary y max.

Universidad de Antioquia Sede Oriente.

Curso ESPAÑOL 1 SOCIALES.

Frank José León Tuberquia.

Profesor: Didier Rojas.




                                                                     MARY Y MAX.


                                                                        Adam Elliot.



Adam Elliot escribió y dirigió esta película australiana de animación realizada en stop-motion, basada en hechos reales, que reuné en los personajes principales, las voces de Toni Colette (Dinkie), Philip Seymour Hoffman (Horovitz), Eric Bana, Barry Humphries, Bethany Whitmore, Renée Geyer y Ian ‘Molly’ Meldrum.

El cineasta australiano tiene en su haber varios cortos animados, escritos y dirigidos por él. “Harvie Krumpet” (2003), fue uno de sus últimos cortometrajes, exhibido en su momento en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. “Brother” (1999), “Cousin” (1998), y “Uncle” (1996) son los otros cortos que lleva realizados hasta la fecha.

“Mary and Max”, la ópera prima de Adam Elliot, se estrenó en Australia el 9 de Abril de este año, y viene haciendo un circuito de festivales bastante importante, pasando por Sundance, Tokio, Berlin, y Montreal.

Mary and Max nos cuenta la historia de una niña de 8 años que vive en Australia. Para escapar de su soledad inicia una amistad por correspondencia con un desconocido de Nueva York que padece síndrome de Asperger.

Entre ambos surge gradualmente una fuerte y sincera amistad que se consolida a lo largo de los años.

Al hilo de esta relación vemos cómo ambos van evolucionando y hacen frente de manera muy distinta cada uno a su propia realidad. Hay que decir que, al igual que sus anteriores trabajos, es una animación orientada para adultos.

El rechazo social, el suicidio, la depresión, el alcoholismo, la agorafobia, distintas patologías psicóticas, la orientación sexual o las creencias religiosas son algunos de los temas que aborda la película.

Mary and Max es una simple historia sobre la amistad entre dos personas muy diferentes, aunque iguales en sus sentimientos de soledad, que se conocen a través del correo (no, nada de internet).

Mary Daisy Dinkle, es una niña que vive en los suburbios de Melbourne, Australia, y que al sentirse sola decide por azar elegir a una persona en la guía telefónica para poder comunicarse con alguien.

El afortunado resulta ser un adulto y obeso neoyorquino llamado Max Jerry Horovitz, que vive preso de un extraño sindrome que lo aleja del resto de las personas.

Ambos aparentan ser el agua y el aceite, sumado a que están separados por 20 años y 2 continentes, pero pese eso, la amistad de María y Max sobrevive y se hace mucho más fuerte.

En forma de fabula infantil, nos mete en una serie de temas complicados para el día actual, desde el tema de la salud mental, la educación sexual, el amor, la amistad, la confianza, la familia generadora de problemas, etc.…es necesario tener mucho aguante para disfrutar de esta pequeña joya que te deja sin palabras, atónito, casi con vergüenza.

Una película que me dejara huellas, ¡qué grande es el cine! Y eso solo narrando la extraña relación entre dos seres marginales, lejanos en el espacio, lo que cada uno y sus cartas y obsequios van a ir representando para el otro generando una relación profunda, una amistad de las de verdad. Como relación humana ira generando unas expectativas que, al conocerse mucho mejor, creara decepciones, traumas pero que, al final, solo quedara el perdón y la aceptación de que cada uno es como es y como tal hay que tomarlo sin querer cambiarlo o modificarlo a conveniencia.

Me emociono cuando Mary le envía en un tarro sus lagrimas, lagrimas de plastilina pues Max no puede llorar; sentimientos fáciles a flor de piel, unas gotas de humanidad contenidas en un frasco y como Max entiende le mensaje de amor…o esa pregunta tan simplona y difícil de cuando los taxis van hacia atrás tienen ellos que pagar a sus ocupantes??????...directamente al cielo

O esa otra, al final, ese final realmente conmovedor y espeluznante con las cartas de Mary pegadas en el techo del hogar, eso sí, metidas en sacos de plástico para que no se estropeen y planchadas…¡eso es amistad y no otros cuentos!.



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